miércoles, 2 de enero de 2019

CUANDO LOS VIOLADORES TAMBIÉN SON LOS MEDIOS | Por Villy Villian.

Sobre la nena de 14 años violada en Miramar, y revictimizada por Clarín con el discurso machista de siempre.

La madrugada del Año Nuevo, 5 hombres de entre 21 y 23 años violaron a una nena de 14 en "El Durazno", un camping tradicional de Miramar. La madre, al advertir que hacía un rato que no veía a su hija, comenzó a buscarla en el complejo y la encontró en una carpa con sus violadores. La fiscal Salas, en un accionar rápido y efectivo (y con remoción del segundo comisario por mal accionar y demoras de por medio) dispuso que se realizaran exámenes médicos a todos los involucrados que finalmente confirmaron el abuso sexual con acceso carnal agravado por ser involuntario, por la edad de la víctima y su género, y por ser varias personas y en mas de una oportunidad, lo cual es múltiplemente ultrajante y tiene una pena de entre 8 a 20 años. Tanto la víctima como su familia debieron recibir inmediata atención psicológica tras lo ocurrido.

Aún cuando sobran las pruebas, arrancando desde el relato de la víctima que enseguida habló de violación, confirmado por sus padres que vieron el momento del sometimiento, confirmado por análisis médicos que fueron contundentes, los medios hegemónicos, grandes formadores de la opinión pública, desmenuzan hasta el hartazgo argumentos que intentan justificar el accionar de los violadores con atenuantes como el uso de alcohol, culpando como nos tienen acostumbrados a la víctima y a sus padres por falta de cuidado. Ponen el foco en nimiedades como de qué manera afecta al turismo de Miramar (el patético artículo de #GuillermoVillarreal en Clarín es un claro ejemplo). Así se construye y refuerza la cultura de la violación.

Como otra arista del análisis pienso que el hecho de que rápidamente trascendieran los nombres y las fotos de los violadores (tanto en el periodismo como en las redes) y no la identidad de la víctima no es casual sino el resultado de un proceso de cambio cultural (con medidas como el escrache, que es la forma desesperada que encontramos como medida preventiva y de condena social cansadas de la ausencia y la impunidad de la condena judicial).

Ahora depende de la justicia no repetir el caso de "La Manada" y garantizar de una vez por todas que podamos vivir, libres y seguras. Tan concreto como eso.