jueves, 29 de marzo de 2018

EL CACIQUE ORKEKE CON SU TRIBU (1883)

Su ultimo día en la Patagonia, cuando le sacaron el viento, cuando, el coiron. Cuando el gobierno nacional le sacó todo. EL CACIQUE ORKEKE CON SU GENTE EN PUERTO DESEADO, ANTES DE SUBIR AL BARCO "Villarino", en el centro con un sombrero.

sábado, 17 de marzo de 2018

El 17 de marzo de 1992 la Argentina entró brutalmente en la agenda del terrorismo internacional.


Ese día, un atentado dinamitero voló la embajada de Israel en Buenos Aires. La ciudad tembló, el país enmudeció y la nación tomó conciencia dramáticamente de sus limitaciones y de las tremendas consecuencias que pueden acarrear frivolidad y política cuando desaparece el límite que debe separarlas.

Murieron 22 personas, cifra que pudo darse por certera recién después de casi diez años de ocurrida la masacre, ya que a lo largo de casi una década se creyó que los muertos fueron 29. En una palabra, que ni siquiera supieron contar las víctimas..
La investigación, que recayó en la Corte Suprema de Justicia ,no sólo no llegó a nada sino que, después de recorrer mil hipótesis absurdas cuando no insultantes, terminó acusando a un terrorista internacional sobre el cual no existe ni una sola prueba en todo el expediente.

Todo el Estado fracasó en esa infame investigación.
La sociedad argentina en un primer momento pensó –quiso pensar– que se trataba de la extensión de una guerra a la que la Argentina era ajena. Arabes e israelíes habían trasladado su teatro de operaciones hasta estas costas.

Desde el mismo 17 de marzo, el Estado, el gobierno de Menem, comenzó a generar las condiciones –por su frivolidad, por su molicie, por su desinterés criminal– para otra masacre. Esa tarde de marzo de 1992,hace ya más de diez años, cuando el piso tembló y 22 personas fueron despedazadas en el corazón de esta patria, se puso en marcha el engranaje criminal que arrasaría con la AMIA apenas 853 días después de la demolición de la embajada de Israel.
Hoy, donde estaba la embajada hay una plaza. No hay detenidos por la masacre, tampoco hay JUSTICIA...